Artesano

Comencé a tallar tizas en edad escolar, de forma espontánea y autodidacta, al ver que tallar tiza era más inmediato y fácil que tallar madera, y así aprovechaba cualquier rato entre clases o en el recreo para escarbar con el capuchón del “boli-bic” en pequeños trozos de no más de dos centímetros. Así fueron saliendo los primeros “coches” y otras figurillas toscamente talladas.
Con el tiempo acabé afinando la técnica y, hasta hoy, casi nunca me falta un paquetillo de tizas, blancas, de las de la marca “marblas” y una especie de cutter punzón, por donde quiera que vaya.

Tratando de arreglar alguna marra descubrí, de manera fortuita, el efecto del cianocrilato (“superglue”) sobre la superficie de la tiza y en especial que le confiere dureza y un aspecto parecido, salvando las diferencias, al alabastro. A partir de ahí, vienen tallas ya más elaboradas y muchas de ellas con pretensión de constituir parte de una colección o serie, alguna de ellas policromadas con acrílicos.

He experimentado también el plástico transparente de los bolígrafos bic (resina termolábil) calentándolo a modo de vidrio, logrando en el soplado algunas piezas parecidas a jarras, varos o simples varillas de cristal.

También, desde muy joven, he venido experimentando con piezas de alambre y chapa-lata, luego soldadas con soldador de estaño, logrando primero unas rústicas cajitas, luego algún juguete (varias motos) y finalmente infinidad de piezas en miniatura, destacando los palaustres y, por extensión, las piezas que componen una de las colecciones que se exponen, referidas todas al oficio de albañil y de la albañilería en general.

Exposiciones:
-Vitrinas, aparadores y repisas de la casa de algunos familiares y amigos.
-Exposición de Artesanía Ateneo Popular de Almodóvar del Río en diciembre de 2011, serie titulada “Escultura menuda”.